El profesor Peter Carmeliet (Katholieke Universiteit
Leuven, Bélgica), ganador del premio Anitschkow, explicó cómo el metabolismo en
las células endoteliales, piezas clave en la angiogénesis, puede ofrecer nuevas
guías para los enfoques terapéuticos, no solo en oncología sino también para la
ateroesclerosis.
Diversos estudios han revelado que las células endoteliales
utilizan principalmente la glucólisis, una de las vías metabólicas principales
que transforman la glucosa en piruvatos para la producción de ATP, y que dicha
glucólisis se ve aún más potenciada en las células endoteliales angiogénicas.
El regulador glucolítico clave PFKFB3
(6-fosfofructo-2-cinasa/fructosa-2,6-bisfosfatasa-3) es un elemento importante
de la angiogénesis que influye en el equilibrio entre las células punta y las
del tallo. El bloqueo farmacológico de PFKFB3 provoca una reducción transitoria
y parcial de la glucólisis y reduce la angiogénesis patológica con unas
consecuencias sistémicas mínimas.
La nueva información presentada por el laboratorio del
profesor Carmeliet también muestra dos funciones diferentes de la oxidación de
ácidos grasos: en la proliferación de células del endotelio vascular y en la
diferenciación de células endoteliales venosas a células endoteliales
linfáticas. Si bien las células endoteliales captan ácidos grasos como el
palmitato a través de la enzima CPT1a en la mitocondria, estos no se utilizan
para generar energía (ATP); de hecho, la inhibición de la CPT1a provocó una
disminución de desoxirribonucleótidos, lo cual indica que el carbono de los
ácidos grasos es esencial para mantener la producción de desoxirribonucleótidos
y, por tanto, la síntesis de ADN en las células endoteliales.
En cuanto al motivo, el profesor Carmeliet explicó que,
puesto que las células del tallo en proliferación necesitan carbonos para la
biosíntesis, los ácidos grasos son una fuente de carbono mucho más rica que la
glucosa o la glutamina. Asimismo, los ácidos grasos y el acetil-CoA derivado
tienen una función de señalización metabólica. El factor de transcripción PROX1
desempeña una función clave en este proceso, ya que «secuestra» la oxidación de
ácidos grasos. La unión de PROX1 al promotor del gen de la CPT1a provoca una
regulación a la alza de CPT1a, un incremento de la oxidación de ácidos grasos y
una mayor producción de acetil-CoA, que actúa en las mitocondrias para promover
la diferenciación de las células endoteliales venosas a células endoteliales
linfáticas. Por tanto, PROX1 puede considerarse como un factor de transcripción
«inteligente», ya que no solo aumenta la producción de acetil-CoA, un sustrato
de la acetilación de histonas, sino que también recluta acetilasas de histonas
hacia estos sitios específicamente para genes linfáticos.
Esta información puede ofrecer posibilidades en el futuro
para la angiogénesis terapéutica, así como para el tratamiento del edema
linfático.
Todos estos conceptos bioquímicos y de laboratorio son
útiles al médico, y nos aproximan a entender mejor las mejoras o no en el fondo
de ojo.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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