Se dice que una manzana al día
mantiene alejado al médico, ¿una zanahoria al día mantendrá alejado al
profesional de la visión? El concepto «comida como medicina» abarca también la
salud ocular, sobre todo para los ojos de las personas mayores. Ciertos cambios
en la dieta pueden ayudar a retrasar e incluso evitar algunas enfermedades
oculares relacionadas con la edad como la degeneración macular y la catarata.
Comer una dieta rica en frutas y verduras de todos los colores
influye en tu salud general así como en la de tus ojos. Por ejemplo, los
expertos creen que la catarata se produce por un desequilibrio en el
organismo entre los radicales libres y los antioxidantes. Dos de los mejores
antioxidantes protectores de los ojos —luteína y zeaxantina— se encuentran en
las verduras de hoja oscura como las espinacas y la col verde.
No todas las grasas son iguales.
Algunos ácidos grasos como los omega-3 (DHA, EPA y ALA) ayudan a proteger
contra la degeneración macular y reducen el riesgo de glaucoma. Investigadores
del National Eye Institute de EE.UU. (NEI, por sus siglas en inglés) observaron
en el estudio AREDS 2009 (Age-Related Eye Disease Study) que los participantes
que referían el mayor nivel de consumo de ácidos omega-3 en la dieta
presentaban una probabilidad un 30 % menor de desarrollar degeneración macular
durante un periodo de 12 años.
Muchas personas saben que una dieta
rica en sodio supone un riesgo para las enfermedades cardíacas, pero puede que
no sepan que el consumo elevado de sal también puede aumentar el riesgo de
catarata, según un estudio de la University of Sydney.
Hacer
cambios en el estilo de vida y en la dieta puede ser tan difícil como
gratificante. Si has adoptado una dieta sana y necesitas ayuda para conseguir
todo lo que necesitas para una buena salud ocular, piensa en complementos
buenos para los ojos que cubran las carencias nutricionales.
En los países desarrollados, la
degeneración de la mácula retiniana ligada a la edad es la principal causa de
ceguera en las personas de más de 50 años. Para prevenir su aparición, se ha
estudiado el posible papel beneficioso de la dieta, especialmente las vitaminas
E y C, el retinol y los carotenoides luteína y zeaxantina, así como los ácidos
grasos Omega-3.
La visión.
El
ojo es el órgano responsable de la visión, la luz penetra a través de la córnea
y el cristalino se encarga de enfocarla sobre la retina, donde se encuentran
las células especializadas (conos y bastones) capaces de transformar la energía
luminosa en gradiente eléctrico para transmitir la imagen recibida al encéfalo,
a través del nervio óptico.
La
OMS define la ceguera como: “una agudeza visual de presentación inferior a
3/60, o una pérdida del campo visual a menos de 10o, en el mejor
ojo, con la corrección disponible. Por discapacidad visual grave se entiende
una agudeza visual de entre menos de 6/60 y 3/60, y por discapacidad visual
moderada, una agudeza visual de menos de 6/18 a 6/60”.
La discapacidad visual en aumento.
Según
estimaciones de la OMS, en el mundo existen 314 millones de personas que sufren
discapacidad visual, debido fundamentalmente a enfermedades oculares o a
trastornos de refracción no corregidos (miopía, hipermetropía,
astigmatismo). Padecen ceguera 45 millones y sus causas principales son:
cataratas, errores de refracción no corregidos, glaucoma, degeneración macular
asociada a la edad (DMAE), retinopatía diabética, tracoma, afecciones oculares
infantiles y oncocercosis.
Lo
cierto es que las alteraciones oculares no transmisibles relacionadas con la
edad (cataratas, glaucoma y retinopatía diabética) están en aumento.
Precisamente, las cataratas vinculadas a la edad son la causa más frecuente de
ceguera en el mundo. Esta patología se produce debido a la opacidad del
cristalino, que es un disco biconvexo transparente y flexible, situado en el
interior del ojo, cuya acomodación a las señales luminosas emitidas por los objetos
le permite transmitir la luz hacia la retina. Los cambios producidos en el
cristalino (particularmente la desnaturalización de sus proteínas por
oxidación) son los responsable de la aparición de las cataratas.
En
la DMAE se produce una pérdida de visión central debido a cambios degenerativos
de la mácula lútea que rodea a la fóvea central de la retina, que es la zona
encargada de la visión central y la agudeza visual2. La retina es
una zona con alta actividad metabólica y elevada vascularización implicada en
los procesos de fotorrecepción. En la fotorrecepción interviene la rodopsina,
que es un pigmento fotosensible compuesto por una proteína y por retineno
(aldehído de la vitamina A).
En
los países desarrollados, la DMAE es la principal causa de ceguera en las
personas de más de 50 años. Cada año hay 26.000 nuevos casos de DMAE en España siendo
el glaucoma (12,3%), la DMAE (8,7%) y la retinopatía diabética (4,8%) las
principales causas de pérdida de visión en las personas mayores en nuestro
país.
Además
del envejecimiento, hay otros factores de riesgo para padecer DMAE:
- Antecedentes familiares
- Sexo femenino
- Etnia caucásica
-
Ojos claros
-
Padecer hipertensión arterial y/o hiperlipidemias
-
Fumar
-
Excesiva exposición a la luz solar
-
Una dieta con escaso aporte de antioxidantes y luteína.
Los antioxidantes y la salud
ocular.
En
cuanto al posible papel beneficioso de la dieta en relación con la salud
ocular, se han estudiado las vitaminas
E y C, el retinol y los carotenoides luteína y zeaxantina, así como los ácidos grasos Omega-3. En la Tabla se señalan algunos alimentos
que son fuente de estos antioxidantes:
Tabla 1. Alimentos fuente de
antioxidantes
|
|
Alfatocoferol
(vitamina E)
|
Aceites
vegetales: girasol, maíz, soja, oliva; frutos secos: avellana, almendras,
cacahuete
|
Vitamina
C
|
Guayaba,
grosella, pimiento, brócoli, kiwi, papaya, fresón, naranja, mango
|
Luteína
|
Berza,
espinacas, acelgas, brócoli, apio, espárragos, judías verdes, mango, papaya,
naranja, yema de huevo
|
Zeaxantina
|
Maíz,
harina de maíz, espinacas, naranjas, papaya, yema de huevo
|
EPA
y DHA (omega 3)
|
Salmón,
bonito, trucha, sardinas, boquerones, caballa, centollo
|
Vitamina A. Como ya se ha mencionado,
la vitamina A (retinol) forma parte de la rodopsina. Los conos y bastones
captan el retinol unido a su proteína transportadora en el plasma (RBP) y lo
transforman en la forma activa 11-cis-retinal. La deficiencia de vitamina A causa
metalopía (“ceguera nocturna”) y úlceras en la córnea por alteración del
epitelio.
Omega-3. La membrana celular de los
conos y bastones es muy rica en DHA (ácido docosahexaenoico), un ácido
graso poliinsaturado perteneciente a la familia de los omega 3. Su alta
concentración aumenta la fluidez de las membranas y facilita el intercambio
entre el medio externo y el interno. Precisamente, al tratarse de un ácido
graso con alta insaturación hace que aumente la susceptibilidad de la retina al
estrés oxidativo.
Vitamina E. La actividad antioxidante
de la vitamina E impide la peroxidación lipídica de las membranas y juega un
importante papel en la protección del epitelio pigmentario de la retina. El
ácido ascórbico (vitamina C) y los carotenoides actúan sinérgicamente con la
vitamina E permitiendo su regeneración después de ser oxidada por las especies
reactivas de oxígeno originadas en el metabolismo retiniano.
Carotenoides. La luteína y zeaxantina
son xantofilas, pigmentos vegetales de la familia de los carotenoides. Se
encuentran en la mácula lútea de la retina donde tienen actividad antioxidante.
Nuestro organismo no puede sintetizarlos, por lo que tienen que ser aportados
por los alimentos. La dieta y la edad influyen en la concentración de estos
carotenoides en la mácula.
Importancia de la dieta en la
aparición de la DMAE y las cataratas.
Es
sobradamente conocido que los hábitos de vida y la dieta son decisivos en el mantenimiento
de la salud. En el caso de las enfermedades oculares relacionadas con la edad,
también se ha destacado la relación entre la dieta y la aparición y progresión
de estas patologías.
Numerosos
estudios han valorado la importancia de la dieta, entre ellos uno de cohortes
prospectivo realizado por San Giovanni et al. en el marco de un macroestudio de
las enfermedades del ojo relacionadas con la edad (AREDS), en el que
participaron 1.837 personas con moderado a alto riesgo de padecer degeneración
macular . El estudio se desarrolló
desde 1992 a 2005, recopilándose datos sobre la ingesta de ácidos grasos Omega
3 y realizándose pruebas del fondo de ojo para evaluar la posible asociación
entre la ingesta de estos ácidos grasos y la posibilidad de desarrollar atrofia
geográfica central (CGA) y DMAE. Los resultados obtenidos señalan que las
personas que mantuvieron un mayor consumo de Omega 3 (0,11% de la ingesta
energética total) fueron un 30% menos propensos a desarrollar CGA y DMAE.
En
otro estudio, publicado en mayo de 2011, Appleby et al. investigaron la
asociación entre la dieta y el riesgo de cataratas en una población de 26.670
participantes no diabéticos y ≥ 40 años, con una amplia gama de dietas,
incluyendo vegetarianos. Comparando los distintos tipos de dieta con la de
mayor consumo de carne (≥ 100 g/día) resultó que se daba una disminución
progresiva del riesgo de cataratas si la dieta era de:
-
consumo moderado de carne (50 a 99 g/día): 0,96 (0,84 a 1,11);
-
menor consumo de carne (< 50 g /día): 0,85 (0,72 a 0,99);
-
mayor consumo de pescado: 0,79 (0,65 a 0,97);
- dieta vegetariana: 0,70 (0,58 a 0,84);
-
dieta vegana: 0,60 (0,38, 0,96). (p
<0,001 para la heterogeneidad)
La suplementación con antioxidantes
y su papel.
El
conocimiento sobre el papel de los nutrientes en la salud ocular y en la
posible prevención de las alteraciones oculares ha justificado la utilización
de suplementos vitamínicos, en especial vitamina E y betacarotenos, como forma
de retrasar la oxidación de la retina y el cristalino. Sin embargo, recientes
publicaciones científicas han puesto en duda la utilidad de una suplementación
con antioxidantes en el tratamiento preventivo de la DMAE y las cataratas.
En
el 2006 la FDA (Food and Drug Administration), basándose en una revisión
realizada por Trumbo et al. , concluyó que no había ninguna evidencia creíble
para apoyar una declaración de propiedades saludables de la ingesta de luteína
y zeaxantina y el riesgo de DMAE o las cataratas.
Y
más recientemente, en este año, Cochrane ha publicado una revisión realizada
por Evans et al. 9 sobre la relación entre una dieta rica en vitaminas
antioxidantes (carotenoides, vitamina E y C) y minerales (selenio y zinc) y la
reducción de la propensión a padecer DMAE. En el transcurso del estudio, se
analizaron cuatro grandes ensayos controlados aleatorios (ECA) que incluían a
62.250 personas de Australia, Finlancia y EE UU. Se investigaron sobre todo los
efectos de la suplementación con vitamina E y betacarotenos.
La
conclusión más destacada resultado es que no existe evidencia suficiente que
haga suponer una correspondencia clara entre la suplementación con vitamina E y betacarotenos y la prevención de la
DMAE. Además, en la revisión se llama la atención sobre el uso de ciertos
suplementos vitamínicos y sus posibles efectos nocivos, ya que se sabe que un
exceso de antioxidantes puede tener efectos paradójicos pro-oxidantes.
Se
conoce que la dieta inadecuada es un factor de riesgo modificable que puede
promover el desarrollo de las patologías de la visión. Sin embargo, una dieta
en la que se asegure el consumo regular de alimentos ricos en los nutrientes
relacionados con la retina y el cristalino (vegetales, huevo y pescados
grasos), podría proteger contra los procesos oxidativos asociados a la edad.
Está
muy claro, la dieta es suficiente desde un punto de vista preventivo. Los
suplementos antioxidantes son necesarios cuando ya hay patología.