lunes, 1 de diciembre de 2014

Dr. García-Arumí , TRACCION MACULAR Y OCT



El Dr. José García-Arumí coordina el primer libro monográfico sobre la tracción macular y el agujero macular que se publica en España

Los doctores Borja Corcóstegui y Carlos Mateo, así como la antigua alumna de máster de Retina y Vítreo, María Gómez Resa, también participan en la obra, que introduce en España la nueva clasificación de la enfermedad.


En el marco del XVIII Congreso de la SERV (Sociedad Española de Retina y Vítreo), que tuvo lugar en Sevilla el pasado mes de marzo, el Dr. José García-Arumí, especialista en retina del IMO y secretario de la SERV, presentó el libro Diagnóstico y clasificación de la tracción vitreomacular y el agujero macular ante los más de 500 oftalmólogos que acudieron al encuentro.
Coordinado por el especialista del IMO, el libro constituye el primer monográfico que se publica en nuestro país sobre esta patología, tratando en profundidad su nueva clasificación, recientemente notificada por el International Vitreomacular Traction Study Group. De este modo, se pretende ofrecer una guía unificada para los profesionales de la salud ocular, a fin de mejorar el abordaje de la tracción vitreomacular y el agujero macular según los recientes hallazgos en este campo.


La Dra. María Gómez Resa, antigua alumna del Máster en Retina y Vítreo del IMO y estrecha colaboradora del Dr. García-Arumí en el desarrollo del libro, así como en otros proyectos de investigación del Instituto, destaca la contribución de esta publicación a la práctica oftalmológica diaria: “La nueva clasificación de la tracción
vitreomacular y el agujero macular, expuesta en detalle en este manual, supone un auténtico cambio de paradigma. En base a una visión actualizada y uniforme sobre el diagnóstico de la enfermedad, permitirá orientar de forma más clara la decisión terapéutica final”.
En este sentido, la oftalmóloga explica que “con las nuevas guías también se abre la puerta a nuevos tratamientos, que próximamente serán comercializados en nuestro país” y añade que “la inyección intravítrea de un fármaco para determinados casos de tracción vitreomacular o agujero macular pronto será una realidad, ofreciendo una alternativa a la cirugía, la única opción disponible hasta el momento”. Según la Dra. María Gómez Resa, “estos fármacos solo serán indicados en un perfil de pacientes muy concreto, por lo que es importante contar con una clasificación como esta, rigurosa y bien definida”.


En la redacción de los contenidos han participado los especialistas en retina más reputados del Estado

Con el propósito de dar a conocer esta clasificación entre los profesionales, para así promover su difusión e implantación, nace el libro “Diagnóstico y clasificación de la tracción vitreomacular y el agujero macular”. Bajo la coordinación del Dr. García-Arumí y editado con la colaboración de Alcon, el monográfico cuenta con la participación de los especialistas en retina más reputados de nuestro país. Entre ellos se encuentra el director médico del IMO, Borja Corcóstegui, quien colabora en el primer capítulo con la descripción del proceso de desprendimiento posterior del vítreo y de sus complicaciones. También introduce la terminología y clasificación de los hallazgos normales y anómalos de la interfase vitreomacular, basados en las imágenes proporcionadas por la tomografía de coherencia óptica (OCT).
A su vez, el especialista en retina del IMO, Carlos Mateo, experto y referente internacional en el manejo de la patología asociada a la alta miopía, desarrolla el tema de la maculopatía miópica traccional. Se trata de una enfermedad cuyo conocimiento, diagnóstico y tratamiento se han visto revolucionados gracias a la ya mencionada OCT, prueba de imagen especialmente importante en los controles de los pacientes miopes.


En casos seleccionados para este colectivo, la indentación macular, una técnica quirúrgica que requiere alta especialización, permite obtener los mejores resultados visuales y anatómicos con relación a otros procedimientos, según los estudios publicados por el Dr. Carlos Mateo y su equipo. Actualmente, la Dra. Gómez Resa está desarrollando su tesis doctoral sobre esta técnica quirúrgica.

El agujero macular, un fallo en el proceso natural de envejecimiento

Con los años, el ojo sufre un proceso natural de envejecimiento, en el que el vítreo (sustancia gelatinosa que rellena el globo ocular) se separa de la retina, a la que hasta entonces se mantenía unido. Es lo que se conoce como desprendimiento posterior del vítreo y, por sí solo, no es motivo de alarma.
En ocasiones, sin embargo, se da un fallo en el desarrollo de este proceso, y una parte del vítreo permanece adherida a la zona central de la retina, llamada mácula. Si este llega a deformarla, se produce una tracción vitreomacular, causante de visión borrosa y deformada en el centro del campo visual.
En caso de que este proceso anómalo siga evolucionando, puede llegar a provocar la rotura de todas las capas de la retina a nivel de la fóvea, la zona central de la retina que nos da la visión nítida y de detalle. Es entonces cuando hablamos de agujero macular, cuyos síntomas son similares a los de la tracción vitreomacular, aunque de mayor severidad.



La nueva clasificación, un cambio de paradigma

Tal como explica la Dra. María Gómez Resa, “Hasta la fecha, los criterios utilizados para clasificar esta patología se basaban en las exploraciones realizadas por Gass en los años ochenta mediante lámpara de hendidura, único método disponible entonces para el estudio de la interfase vitreorretiniana. Posteriormente, con la llegada de las nuevas herramientas de diagnóstico, como la OCT (que permite obtener cortes transversales de la retina para analizarla en detalle), el interés por el estudio de las relaciones entre el vítreo y la retina se ha visto aumentado”.
“Sin embargo, y pese a la vigencia de la clasificación de Gass por su similitud con los hallazgos actuales, se ha dado un importante paso adelante en este campo. La nueva clasificación ofrece una categorización sencilla, intuitiva, fácil de interpretar y, sobre todo, objetiva, que permitirá utilizar un lenguaje común a todos los especialistas. Este se fundamenta exclusivamente en los resultados de la OCT, tomando como referencia las medidas de las lesiones provocadas por la tracción vitreomacular y el agujero macular, así como su asociación con otras patologías concurrentes.
De este modo, es posible universalizar el diagnóstico de la enfermedad y, a partir de ahí, encauzar con mayor precisión su tratamiento en función del pronóstico de cada opción terapéutica”.

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