miércoles, 4 de julio de 2018

OCT y MEMBRANAS


  

Historia natural del síndrome de tracción vitreomacular.

Anteriormente se creía que el síndrome de tracción vitreomacular era poco común, ya que solo se identificaban los casos más severos. Con el desarrollo de la tomografía de coherencia óptica (OCT), se comenzó a diagnosticar más y se reavivó el interés por esta patología.

El síndrome de tracción vitreomacular se caracteriza por desprendimiento anormal del vítreo posterior acompañado de distorsión anatómica de la fóvea. Esto puede incluir la presencia de pseudo quistes, edema macular cistoideo y fluido subretinal. Los síntomas varían desde ninguno a distorsión y/o disminución de la agudeza visual, en algunos casos progresiva. También pueden formarse agujeros maculares.



Hay poca información sobre la historia natural del síndrome de tracción vitreomacular en la literatura publicada. Está en discusión el porcentaje de casos que se resuelven espontáneamente, algunos informes indican que la resolución espontanea es poco común, otros observaron hasta un 50% de casos que se resolvieron espontáneamente.



El porcentaje de casos que se resuelven espontáneamente es importante  cuando los pacientes deben decidir sobre la cirugía. Ahora también existe la alternativa de inyección intravítreA de ocriplasmina para inducir la vitreolisis en casos más leves.

El presente estudio describe la historia natural de la tracción vitreomacular durante un periodo de seis meses, en pacientes con tracción vitreomacular, sin otras patologías simultáneas, evaluando las características de la tracción mediante TCO.



Se identificaron pacientes con síndrome de tracción vitreomacular en la base de datos de OCT del Hospital  Moorfields, de Londres. Participaron 183 ojos diagnosticados con dicho síndrome sin otras comorbilidades.

Se revisaron las imágenes de OCT, y notas sobre los pacientes durante un mínimo de 6 meses. Se obtuvieron datos sobre la demografía de los pacientes, agudeza visual mejor corregida y características de la adhesión vitreomacular en la OCT.



Presentamos información sobre la historia natural de pacientes sintomáticos y asintomáticos diagnosticados con síndrome de tracción vitreomacular según la definición del grupo de estudio de tracción vitreomacular internacional.

En el presente estudio la edad media de los pacientes que se presentaron con esta patología fue de 72 años, 70% fueron mujeres. La agudeza visual media en línea de base fue 0,3±0,3 logMAR. En los resultados finales 20% experimentó resolución espontánea, 12% requirió cirugía y 8% desarrolló agujeros maculares.

En el presente estudio se destaca el momento de la resolución o progresión del síndrome de tracción vitreomacular. En promedio esto sucede a los 12 meses en ambos casos.

La resolución de la tracción vitreomacular en esta cohorte de casos provocó un significativo mejoramiento de la visión, en coincidencia con otros estudios. Asimismo, la cirugía debido a síntomas también resultó en mejoramiento de la visión, mientras que el desarrollo de agujeros maculares de espesor completo disminuyeron la visión.




Los pacientes con mejor agudeza visual en línea de base tuvieron porcentajes más altos de resolución y más bajos de progresión que los pacientes con peor visión. Del mismo modo, los casos con fóveas más delgadas tuvieron un mayor riesgo relativo de resolución y menor de progresión.

Se idearon tres grados de síndrome de tracción vitreomacular de acuerdo a la presencia de quistes y desprendimiento de fotoreceptores según la OCT, pero no observaron diferencias en los resultados de acuerdo a los distintos grados.

En el  presente estudio utilizamos la misma clasificación y tampoco encontramos diferencia en los resultados. Por lo tanto parecería que los cambios en la arquitectura retiniana producidos por la tracción son independientes de los resultados.




Nuestros resultados también mostraron que la presencia de membrana premacular está significativamente asociada con la tracción vitreomacular amplia. Se observó que los casos sin membrana premacular y sin pliegues maculares tienen más probabilidad de resolución y menos riesgo de progresión.

A pesar de que en nuestro análisis, la edad fue un factor de predicción importante de la resolución de la tracción vitreomacular, la estabilidad o la progresión a agujero macular, tuvieron mínimo efecto en los presentes resultados.

Por el contrario, la agudeza visual tuvo un profundo efecto sobre la estabilidad de un determinado caso o la necesidad de cirugía. Esto se refleja en la práctica profesional donde los pacientes con peor visión requieren cirugía.

Una mala visión aumenta las posibilidades de desarrollar agujero macular. La presencia de membrana premacular estuvo asociada con mayor probabilidad de necesidad de cirugía debido a los síntomas y menor probabilidad de desarrollar agujero macular de espesor completo.


El síndrome de tracción vitreomacular persiste en la mayoría de los pacientes que lo padecen, a pesar de esto la agudeza visual no se deterioró significativamente durante el periodo de estudio, a menos que el paciente desarrollara agujero macular de espesor completo o requiriera intervención quirúrgica por los síntomas.



En nuestro caso, las MER y/o con tracción epimacular, dependiendo del grosor macular, de la agudeza en visión próxima, y el valor de la rejilla de Amsler,nos orientan en el pronostico; y las OCT semestrales nos ayudaron a  mejorar la evolución a un tratamiento médico o quirúrgico.

OFTALMÓLOGO ESTEPONA

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